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MIRADA DE MUJER

Para todos los hijos –no madres— puedan entender lo que no se atreven a expresar.


Una mujer mayor de los … años, que bien puede ser casada, viuda, divorciada o soltera, pero a la hora de ser madre sabe que es el único barrote de concreto más difícil de romper para soportar todos los pesos, dramas, líos, problemas y obstáculos que vivirá en su familia, en especial la ardua labor de cargar con los problemas de ellos (los hijos) y el marido.


Podría decir que una mujer tiene muchas miradas o hay muchas miradas de mujer que nosotros vemos o tal vez miramos de diferentes maneras a una mujer, en este caso. Una madre. Como:


Una madre no es una chismosa, es una protectora de los hijos y sus problemas, para que el golpe no les sea muy fuerte cuando se caigan.


Una madre hace chistes sencillos y muy impactantes –seguramente en su momento—pero ahora sentimos que nos aburren y lo peor de manifestarlos con muestras de caras de aburrimientos haciéndolas sentir torpes hasta tontas con alguna sonrisa falsa que deseamos ofrecerle o tal vez gritarles por su hazaña.

Una madre no es entrometida, solo te instruye y te abre los ojos cuando no quieres ver con su clásico: “te lo dije”, después que experimentamos ese “tenía razón” por su juicio.


Una madre no es bruja o vidente, es experimentada y su intuición femenina se incrementa al doble –o más tal vez--, cuando son madres y están dispuestas a proteger a sus crías.


Una madre es al tiempo –cuando estamos grandes—la mujer que esta demás en nuestras vidas –eso que todos los hijos creemos después de parecer como el sabelotodo—pero lo cierto es que no se van al cielo hasta verlos realizados; solo son pocas aquellas que llegan hasta esa etapa y aun así no lo sabemos apreciar o agradecer. Nos irritan por cualquier cosa que diga o haga al punto que las vemos como un estorbo y no lo decimos honestamente.


Una madre es una mujer y no solo una eterna madre que nos cuesta ver; que puede volver a enamorarse o motivarse o recibir detalles de quien este a su lado o de quien quiera tener en su vida.


Una madre no solo se vuelve la villana en tu infancia, adolescencia, y juventud; sino, que es la delincuente de tu amor, la que te acompaña a todos lados. Siendo tú mismo la buscas cuando te aterra alguna cosa en tu vida. Acaso no te das cuenta de la primera palabra que dices cuando te golpeas, tiemblas o estas al borde de morirte un enérgico: ¡mamita! O en tus equivocaciones la invocas con un ¡putamadre!


Una madre es como el Dios que está en todos lados y te ve, sino la vez físicamente, sabes que siempre te secuestra la psiquis con la culpa de hacer bien las cosas.


Una madre tiene esa mirada que te devela su amor, la paciencia y tolerancia para contigo y tus hermanos hasta tu padre. Todos sabemos que no son perfectas; son mujeres de carne y hueso como los demás, pero nos cuesta ver o vivir su imperfección.


Una madre es una chica bonita –sino lo es ahora por sus arrugas, cara o figura, lo fue en sus años mozos, donde había muchos pretendientes que estaban por ella, pero ella eligió y se quedó con tu padre por muchas razones. No siendo aguantable para ser maltratada --. Pueda que mañana sea tu esposa, hija; pero ahora lo vives con tu madre todo lo que hace por nosotros, los hijos, y no lo apreciamos hasta verla en un ataúd.


Una madre soporta maltratos, aberraciones, humillaciones, infidelidades –y también las comete—pero hasta donde estamos dispuestos a que continúen haciéndolo? Ellas se cansan de desenvolver un papel que no la obligaron, pero lo realizan sin premio alguno, solo con la satisfacción de obrar y verlo reflejado en el futuro de sus hijos.


Aunque diga MAFALDA: “que madre e hijo se graduaron el mismo día”, muchas veces sentimos que ella no es totalmente Felíz porque toda su vida la dedicaron a nosotros y aun lo siguen haciendo, apartando, postergando su rol para cuando tengan el tiempito –a darse gustos, viajes o gastar el dinero en tonterías que para ellas tienen un gran valor--.


Una madre que, seguramente no muchos tienen, hasta tu propia madre que no podrá volver a ver a la suya por estar fallecida hace años, ellas también sienten su ausencia y los hijos no nos damos cuenta que ellas están huérfanas y que en su día seguro lloran en silencio, la recuerdan y la echan de menos por no abrazarlas y nosotros que la tenemos no lo aprovechamos, o sí, pero solo en “ese día”.


Alguna vez espero saber qué es lo que sienten y en especial mi madre, al no tener una mamá a quien abrazar en el día de las madres; ya que muchos pensamos que por ser mamás de nosotros (los hijos) no necesitan de una madre para ellas.


Una madre no es de hierro, por más que la veamos como tal, es un humano que siente, pero muchas veces no lo demuestra frente a nosotros para no develar su debilidad o sensibilidad ya que la dibujamos como el súper héroe para salvarnos y no ser salvada.


Cuanto podríamos decir de una madre para los que si la tenemos – o los que la tuvieron--, pero nuestro acto de contrición no es para tan solo con este día de las madres, sino para todos los días hasta que nos alcance la voz.


Muchas veces, nos burlamos de ella, la tomamos por tonta hasta por inútil con la tecnología (hoy en día), somos impacientes y poco tolerantes para la lentitud de su retención a la modernidad, gritamos sin darnos cuenta, haciéndolas sentir mal por nuestros tratos. Pero los años avanzan, ella se hace más vieja hasta convertirse en niños y tú te haces anciano; no nos ponemos a pensar que lo que hacemos nos harán…


Una madre no tiene edad para ser madre, ni para ser mujer. Su conciencia se prepara y su instinto como la intuición se incrementan para velar por todos los suyos sin cansarse al punto de no dormir cuando uno de sus hijos sale a un compromiso o simplemente se desvela en la calle sin avisar y por más que se avise, ellas duermen con un ojo abierto y otro cerrado, como un sistema de alerta o un sensor para los malos pensamientos que amenazan y no están quietas hasta verlos entrar por la puerta.


Una madre es esposa, por más casada que esté, siempre adopta un hijo más (aunque sea un poco mayor), termina por velar por esa persona que escogió hasta hacerla feliz (el marido).


La pregunta es: ¿una madre solo llegó para velar, controlar, cansarse, olvidarse de sí misma para entregarse a los hijos?

Suena muy dramático pero la realidad es, que ese pedacito de ser que tenemos; con su presencia nos hace fuerte, sanos, limpios, protegidos y valorados, nos llena de vida y aun pese a sus miles de esfuerzos no deja de ser madre. Por ello en su día—no tan solo este día—hagámosla sentir importante, valorada, segura, protegida, y cansarnos de amarla, mimarla, quererla; pero, sobre todo, amada. Porque hijos como yo, no solo debería plasmar estas palabras sino expresarlas y decirle que la queremos con todo nuestro ser y estar agradecidos por todo el mejor trabajo que han hecho por nosotros.


Felíz día de la madre!

A mi madre.


Con mucho cariño, carta de un hijo malcriado.


--Olav Al. --

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