"LAS 4 MUJERES PARA UN HOMBRE"
- Olav Alcántara
- 2 feb 2018
- 2 Min. de lectura

No sé cómo empezar este capítulo, de tan solo pensar que tengo que ponerle un final me entristece infinitamente.
La vida es esta, en la que me encuentro ahora, con muchas desavenencias y progresiones que la misma te impone y solo tú conduces a quienes llegar o terminar, con compañía o solo pero tiene el hecho de decidir qué harás con ella, para no sentirme ajeno a todo tuve ya cuatro seres humanos que sin citar a mi madre --no porque este demás sino porque ya se sabe que es la razón de mi existencia-- es que describiré qué y cuáles fueron el motivo de su existencia para conmigo.
La sirena en la iglesia, siempre tan imperante, líder y su modo de ver las cosas radicales sin ser extremadamente sindicalista en el vivir y mucho menos en la vida eclesial. Coincidimos que nuestros corazones y nuestra vida de crianza recta y muy firme pero sobre todo con personalidad se rindieron a la hermosa amistad que se formó.
Rellenita como su alma y calidad como su corazón es la razón que me enamore de una amistad que hasta el día de hoy no para, Rosario dueña de casi todo mi vida en mi estadía en lima, siempre jugamos a que la amistad es más que una amistad, es una relación seria sin derechos a nada pero con derechos a una gran preocupación que no cesara jamás.
La doñita, más conocida por mi circulo de mi ex trabajo, siempre pendiente de lo bueno o malo que me suceda es la segunda madre sustituta que no merezco pero que tengo rendida a esta amistad que le ofrecí desde que la conocí, con todos sus regaños y sus bromas y seducciones o coqueterías sanas es la clásica novela de 40 y 20 entre un hombre y una mujer.
La última e impaciente, intolerante para muchas desavenencias pero sobre todo para lo que no le sale bien, es precisamente la clase de señorita que puede dominar el mundo si lo quisiera, lo tiene todo y no sabe por qué medio conducir su personalidad, está en la época de descubrimiento y reacciones frente a estímulos que le pueden parecer fuertes y otros suaves, pero el más importante de chocar con la osadía y el salvajismo de un hombre se vería perdida en su falta de experiencia en tratarlos, es por ende que me trata como el hermano que nunca tuvo, siendo para mí la hermana menor que tampoco tuve.
Estas cuatro hermosas mujeres en su magnitud ejercen en mi vida, algunas diariamente otras esporádicamente pero nunca se olvidan aunque falte poco para un “HASTA LUEGO”, todos sabemos que es un adiós a corto plazo.
Quería dedicar este escrito a todas aquellas amistades del sexo opuesto que si existe y que se puede querer con todo el corazón por medio de una amistad sin caer en lo más inconsciente que posee nuestros cuerpos, solo existan nuestros sentires y nuestras almas, esa se llama AMISTAD.
Gracias.
-Olav A.-
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