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El tren de humo blanco

Bien es sabido en épocas actuales que en la segunda guerra mundial pasaron muchas cosas y sobre todo para los judíos de todo el mundo que fueron capturados para transportarlos en trenes hacia los campos de concentración y matarlos o explotarlos. El holocausto fue el peor genocidio de la historia de la humanidad, que por el fanatismo de un lider nazi hacian que la alemania pudiese repudiar una raza diferente a la de ellos y solo purgar asesinando a muchas personas, después de la liberación por los rusos, los alemanes y la gestapo fueron condenados y fusilados.


Las literas de dormir sugieren que no podrían entrar más de una persona por cama, muchos hombres y mujeres no ceden su espacio a nadie, las niñas y niños de todo el segmento o la barraca se sienten huraños con los más viejos, los veteranos que también irrumpieron por asuntos de frío y soledad se jugaron su última carta, se escondieron para que no sean el último tropezón de los oficiales o de la misma SS. Y no enfadar a los que ya traen la rabia hirviendo con todo la raza no aria, no pura como lo es para los alemanes, lo que siempre trajeron el verdadero holocausto de la historia y lo que a últimas razones en su mentalidad y mediocridad eran capaz de hacer y satisfacerse, sin embargo todos los judíos de todos los países de Europa occidental central y oriental, que esparcidos por medio mundo fueron capturados para ser trasladados en los campos de exterminio, o mayormente en los campos de concentración, de la cual solo los servibles sirven para el bienestar de los propios alemanes y de la compinche ría de la SS. Soviética, es así como el comportamiento de los nazis estaba latente en los años 1942 a 1945 de la misma guerra interna racial.

Las niñas que sentían la minúscula oscilación de las personas mayores y los niños en su propio mundo daban curso a que se juntasen y bebieran de la misma agua y comieran de la poca comida que les ofrecían como a perros hambrientos arrojados en pocillos o tabletas cercana al piso, como la propia lepra que no hace que se junten entre otros para no verse contagiado, el propio nido de ratas de la india que se juntan como familia para beber de la leche que les dejaban en las quintas los mismo hindúes.

Porque tanta injusticia de poder llevar a cabo a silencio extremo aquel genocidio, aquella erradicación de las razas por querer solo discernir la raza pura que ellos creían “la raza aria”, si esa nunca sublevó todo la humanidad; hay muchas razones por que entre si no nos matamos hoy en día ya que provenimos de diferentes razas, pero si a simple vista somos diferentes al mundo entre todos creo que la propia tierra se quedaría sin habitantes, o solo contaríamos con los áridos de este globo celeste.

Los vagones cargaban a los encontrados y captados de las diferentes ciudades de Europa para concentrarlos en una misma zona, y hacerlos pagar por algo que nunca hicieron pero que sí nacieron y es la mancha de nuestra propia raza que nuestros antepasados nos ofrecieron y el producto de ello estamos aquí presentes. El tren viene lleno de todas las nacionalidades sin contar, lo único que valía era la estrella amarilla de DAVID que cargaban en el pecho por tener orígenes o raíces judías. El tren emprende marcha y el humo que sale denota ingenuidad, inocencia, él sin saber del gran paseo que darían por ciertos lugares sin saber su paradero, así es como este tren llegó a su fin por los años 1945, donde el mundo se enteró lo que pasaba en aquellos campos, los centenarios de barracas que vivían en mal estado para sobrevivir a un régimen dictatorial y comunista…

-Olav A.-

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