EL PODER DEL ACOSO SEXUAL
- Olav Alcántara
- 25 may 2022
- 2 Min. de lectura
Para de verme así,
Como si fuera el Adam, la manzana del pecado, el primer y único hombre del paraíso;
Para de escribirme,
Como si fuera el único amigo en todo el trabajo, en tu casa y familia;
Para de pasarme la mano,
Como si fuera un roce de amistad, pero se esconde esos oscuros deseos;
Para de vigilarme;
Como si fuera el único motivo de tu vida, o el plato que olvidaste comer y temes que se eche a perder;
Para de estar difamándome,
Ante los demás para que no se me acerquen mis compañeras de la oficina y reservarme solo para ti;
Para de abrazarme,
Como si fueras la única amiga incondicional, la fiel y leal, que cuida de mi ante los demás, alejándome de todos para quedar solo para ti;
Para de celarme,
Como si fueras mi pareja, aun sabiendo que ya tengo la mía;
Para de proponerme sexo sin compromisos,
Como si quisieras zacear tu apetito sexual con alguien que esta vez te dijo NO;
Para de hacer fiestas en tu casa,
Con el único motivo de integración o de camaradería entre los de la oficina para tenerme cerca…
Para, detente, solo para;
Tienes la edad de mi madre y no puedo satisfacerte porque tengo amor propio y respeto por mí mismo.
No puedo trabajar así, pasando por alto tus acosos, tan solo porque no quiero perder mi trabajo, me echen a la calle con difamaciones que abuse de la recomendada del dueño, de la privilegiada de la empresa y protegida del presidente del directorio.
No puedo, solo quiero que sepas que me alagan tus apreciaciones, pero no conseguirás nada de mí. Tengo novia, familia y me respeto.
Detente, que si no me veré obligado a hablar con tu hija; me iré y terminaras con una denuncia, y el escandalo será para ti más que la vergüenza para mí.
¡Solo para ya!
(El acoso no se trata de sexo, sino de poder).
--Olav Al. --
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