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"CARACOL DEPREDADOR"


…Ella, [Marcia] se quedó perpleja de verlo parado en frente, en el marco de la puerta; Marlon esperaba que dijera algo, y, al ver que no pronunciaba nada, le preguntó: ¿por qué me estas evitando?, ella se sacó la capucha de la cabeza, le tomo el rostro con las manos y lo besó. Marlon no quería que se terminara ese momento, la sujetó de la cintura en señal de pertenencia y ambos se entregaron en ese beso apasionado. Luego de que sus labios se desprendieran, Marcia se alejó lentamente y habló de lo mucho que había sentido su ausencia. No estaba preparada para aceptar lo que se veía venir, pero lo extrañaba. Una relación o algo parecido; Marlon estaba muy emocionado de que ella le haya correspondido, pero, ese beso fue la explicación completa de sus interrogantes [de él].


Salieron de la puerta y se fueron caminando por un momento, casi pegados, pero sin tocarse, ella por su lado quería contarle toda la verdad de cómo se sentía, las interrogantes que la asechaban constantemente y la ayuda que estaba teniendo con su terapeuta, pero, no quería espantarlo. Era mucha información en un solo momento; dejó que hablase él y así sucedió.

- ¿Por qué no contestabas mis llamadas, mis mensajes?

- Porque estaba muy ocupada con muchas cosas y el entrenamiento me agotaba, suena tonto por las excusas, pero es verdad.

- Está bien, lo importante que estas aquí y con ese saludo ya no quiero preguntarte más, me siento satisfecho con que me hayas besado.

- (risas) no creas que hago esto con todos los chicos, solo quería y tenía las ganas de poder darte un beso sin más palabras. –dijo ella—

- Espero que tengas esos arranques muchas veces, --sentenció el—


Ella se sonrojó al punto que se quedó muda, no sabía bien lo que estaba sintiendo en esos momentos por el chico, si era gusto o atracción o simplemente llevar de nuevo su hazaña hasta el final, una intención de relacionarse seriamente con él, no estaba en sus planes; al parecer Marlon estaba intentando cortejarla seriamente, dejando los malos hábitos sexuales y encontrones con muchas de las chicas que tenía en la facultad. Marcia no quería conocerlo más porque sentía que retrocedería, tenía miedo de rebuscar muy afondo y no gustarle lo que hallaría. Caminaron por un largo tiempo más hasta dar con un parque, se sentaron y él intentó tocarle el rostro pero ella retrocedió suavemente para no dar cuerda a un beso, --en algunos casos Marcia se comportaba extraña, como si lo que accionara no fuera coherente con lo que dijera o viceversa— en estos momentos estoy algo cansada y no quería dormir sin venir a verte y hablarte del beso, es más, había ensayado que decirte, pero las ganas y los estrógenos me ganaron de tal manera que me abandoné en tus labios.


- Está bien preciosa, pero déjame conocerte más, siento muchas veces que nuestra amistad solo es del vecindario, pero no quiero que llegue allí, sino que pudiéramos avanzar poco a poco, ¿te parece bien?

- Te mentiría si te diera una respuesta positiva, ahora, soy honesta y no tengo permiso de mi interior en estar contigo, ni con nadie, solo quiero conocerme y poder entregar lo mejor de mí al chico, en este caso a ti si es que pudieses esperarme, de todos modos, es prematuro pensar en una relación que se terminaría por mis rarezas en dos o tres patadas. –respondió Marcia--.

- De acuerdo, no quiero presionarte, no quiero que sientas que soy el depredador sexual que solo espera tener sexo salvaje contigo cada vez que se pueda, quiero algo serio, me gustas.

- Me gustas también Marlon, eres una buena persona al menos conmigo, pero necesito tiempo. Si quieres una relación duradera y no por calentamientos hormonales.

- De acuerdo así será. Voy a esperarte el tiempo necesario, permíteme mensajearte o llamarte por las noches para saber de ti.

- Lo tendré en cuenta y responderé cuando sea preciso.


Ella, una vez más estaba siendo honesta consigo misma, no quería arruinar la amistad y lo que se pudiera desenlazar con el tiempo, el chico le gustaba demasiado, pero los temores nuevamente de acercaron a ella…


De regreso a casa, se topó con el amigo de su hermano, pero éste no le reconoció, le chocó casualmente el hombre cuando se cruzaban pidiéndole disculpas como “amigo”, Marcia se rió en su cara y se bajó la capucha para saludarle; Renato, como era un poco distraído le dio un beso en la mejilla, diciéndole:

- no te reconocí, parecías un chico y más con esa ropa. No pensé que eras tú.

- (risas) [de Marcia] descuida, estaba dando una vuelta por aquí, y ahora voy a casa.

- Es algo extraño que tú, des una vuelta por este lugar; en toda la vida que te conozco nunca te vi conversando con alguien de aquí y menos “dando una vuelta”.

- Deja de ver fantasmas, uno siempre tiene esa melancolía de reconocer donde creciste y meditar sobre la vida, ¿no te ha pasado?

- Coincido contigo, pero solo digo que es algo poco habitual en ti. Bueno, te dejo marchar, un beso y saludos a Leo.

- De acuerdo se los haré llegar. Cuídate


Marcia se colocaba la capucha y las manos las metía en la cangurera de la polera y caminaba con su paso ahombrado dibujando su propia sombra. Los rulos rubios sobresalían, abrió su puerta y se dirigió a su habitación. Su padre la detuvo esta vez con una voz apacible para saber de ella. Mientras esperaban la cena, la abrazó luego de sentarse juntos en el mueble de la sala, apresuradamente le pregunto:

- ¿Que necesitas saber pa’?

- Nada en especial, solo quería saber cómo estabas, que has hecho en tus días y me cuentes algo de ti, ¿está mal que pregunte por mi hija? –dándole un beso en la frente lateral—

- Papi, todo está bien, ando con el voleibol y los estudios, sin descuidarlos. Me son importantes.

- ¿y los muchachos? ¿Cómo te va con ellos?

- Papá no tengo ganas de hablar del tema, eso lo dejaríamos para otro momento, tengo sueño y debo levantarme mañana temprano. –escabulló ella--.

- Ha no hija, esta vez hemos dejado ese tema demasiado abandonado, ahora me respondes porque soy tu padre y quiero saber cómo se encuentra los sentimientos de mi niña. Cuéntame…

- No estoy con nadie, no hay nadie que me guste y no he conocido a nadie después de Patricio. No tengo intenciones de involucrarme con ningún muchacho, son tan estúpidos con sus poses y al momento de llegar a una muchacha no saben hacerlo.

- Cada uno es como es, y si no te gusta pues conoces a otro; estoy algo preocupado por no verte con nadie y han pasado muchos años que te veo sola

- No estoy sola, salgo con mis amigas y mis amigos y muy de vez en cuando con mi prima.

- Por cierto, ¿cómo estas yendo con las terapias? ¿Te están ayudando?

- Si mucho, y ya que hablas del tema, mi doctora me menciono la idea de conversar contigo y con mamá, pero de forma separada. Solo si tú estás de acuerdo, puedo concertar una cita con ella.

- Si. Claro que sí, que sea lo más pronto posible, esta semana estaré algo holgado de trabajo.

- Perfecto, hablare con la terapeuta y te diré la fecha y hora de la cita.

- De acuerdo hija… quiero verte feliz, rezagante y no llena de interrogantes.

- Está bien papi, ahora me voy a dormir que estoy muy cansada. –le dio un beso y se marchó--.


Marcia quería huir de todo y de todos, estaba abrumada con lo sucedido y encima su padre le echaba la charla, era para querer desaparecer. Se refugió como de costumbre en su cuarto prendiendo la música a bajo volumen para pensar en lo que había suscitado con Marlon. No sin antes, verse nuevamente en el espejo semi-desnuda. Se bajó los pantalones, se quitó el polo y poco a poco desenrollaba la venda de sus senos. Se cogió con ambas manos y poco a poco se tocó hasta reconocer a aquellas amigas eternas que estarían acompañándola. Después de un largo rato de mirarse los pezones, y tocárselos con las yemas de los dedos, recordó la escena que tuvo con Marlon cuando éste las besaba, se trasladó fugazmente a esa noche de pasión y desenfreno; poco a poco su mano izquierda bajaba hacia su vagina y se masajeó levemente, se sentó al pie de la cama sin dejar de mirar al espejo, a cada paso de sus tocamientos sentía un placer infinito, tocándose no solo sus partes íntimas, sino también las piernas, y los glúteos, mientras a ojos cerrados por un par de minutos, se transportaba a los brazos de aquel chico que le había hecho estremecer unos días antes, parecía una escena pornográfica la que estaba haciendo en forma de videoclip íntimo, el ritmo de su cuerpo con sus gemidos daban el compás de una canción que no todas las mujeres se dan el lujo de vivirlo; el recordar a Marlon encima de ella, de costado y debajo, la estremecía, que no dejaba de gemir suavemente, aunque fue una intimidad suave, --no sexo duro--, ella sentía que lo masculino de él, estaba en su lado femenino para encontrar su orgasmo, de pronto descubriría la masturbación en una mujer --anteriormente no se le había venido la idea--, pensaba que solo era de varones el hacerlo con su pene, sin embargo ella probó frente al espejo convirtiéndose en esos momentos en una narcisista hasta gemir de placer y terminar en el clímax. Encontraba un estímulo nuevo para su feminismo, un escalón más que tenía que haber subido hacía mucho tiempo, pero recientemente lo descubrió. Estaba atónita de lo que había hecho en esos momentos, avergonzada recogió su ropa y se metió a la ducha para limpiarse de ese pecado. Se sentía sucia, y quería que el jabón le sirviese de agua bendita para su purificación.


Siendo más de las once de la noche, recibió un mensaje de su posible pretendiente, un mensajito en que le dedica unas buenas noches con ánimos afecto-amoroso, respondiéndole con un lacónico: pasa buenas noches, querido Marlon. Guardó el móvil en la gaveta de su mesita de noche y sacó su libro de cabecera [“Las variantes sexuales” de Carlson Wade.] para dormitarse dentro de poco. Se encontraba en el capítulo del narcisismo, algo que quería averiguar saltándose los varios capítulos antecesores. Los leyó detenidamente y todo lo que había terminado de hacer minutos antes, era nada menos, lo mismo que detallaba el libro…


--Olav Al.--

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