top of page

"CARACOL DE CONCHA FINA"


Érase una mañana como cualquier otra, sin embargo, para Marcia no era aquella mañana simplona y sin sentido, estaba muy estimulada al encontrarse en un pedazo de tiempo en las afueras de la ciudad con el chico que le prestó un poco más de su atención que los que había conocido anteriormente, Marlon la entendió hasta cierto punto sin darse cuenta del propósito de su hazaña [de ella]; tenía muchas ganas de contárselo a alguien y no tomó mejor decisión que solicitar una cita con su terapeuta, y así sucedió. En horas de la tarde había quedado para verse con ella y sentarse en aquel mueble tipo futón para contar lo que había vivido. Si sentía una incomodad es con respecto a lo que tenía debajo de las piernas un sangrado que le hacia la visita cada cierta fecha irregular todos los meses, la fastidiosa menstruación. La compra de tampones le resultaba molestosa pero no quería llevar las toallas clásicas debajo de su vulva. Se duchó para luego colocarse lo que había a su alcance, un buzo y una camiseta playera, cogió la pelota de voleibol y se retiró fuera de su recinto sin decir nada, pero con una gran sonrisa en el rostro.


Estaba de muy buen humor y nada la opacaría, se encontró con sus compañeras para el entrenamiento y se olvidó de lo pasado por un par de horas –justo lo que duraba sus entrenamiento--. Al termino de ello se marchó a casa de Flavia para poder saber de ella y contarse las cosas limitadamente. Muy apenada y sin ánimos Flavia estaba tirada en el sofá de su casa comiendo como una cerda y viendo la televisión, la enfermedad viral la estaba consumiendo por ese día, una gripe en fase terminal al punto que no la dejaba pararse de donde estaba y abrigada de los pies a la cabeza con un té caliente encima de la mesa de centro de la sala, sus padres no estaban –yacían en la oficina—y su hermana Tatiana en la maestría. Conversaron por un momento, no quería coger el mismo resfrío que su amiga, le hizo más de enfermera que la propia empleada de la casa, pasaron un momento juntas para luego almorzar una cosa ligera y marcharse. No se veía muy confiada en compartirle lo que había vivido el fin de semana con Marlon, se lo guardó para sus adentros y atinó a ver lo que estaban dando en la televisión en esos momentos…


Llegó la tarde de un golpazo que no se dio cuenta que había pasado todo el día en la calle sin dar rastro en casa, de pronto le sonó el móvil, lo sacó de su bolsillo y se dio con la sorpresa que era MARLON, en su pantalla, no quiso contestarle. Era muy repentino el darle una señal de algo, sinceramente no sabía muy bien que sentimiento había encontrado para con él, su único cometido para consigo misma era que se había sentido extasiada con ayuda del muchacho y muy cómoda con su cuerpo. La hazaña había resultado, con la pena que lo había utilizado para una conveniencia propia mas no en conjunto.


El reloj marcaba las tres de la tarde y se dirigía camino a la terapeuta, la esperaba en su sala [donde recibe a sus pacientes] y la hizo entrar, se sentó en cierto cojín y luego le pregunto:

- ¿por qué tenías urgencia de verme Marcia? ¿Había suscitado algo?

- A lo que responde [Marcia]… he estado por fin con un chico, ya le había comentado de la invitación de este a la casa de campo de sus padres y estaba decidida a que sucediese lo que tenga que suceder justamente porque busco una respuesta, ese estimulo que lo espero desde hacía mucho tiempo, --tal vez—pero lo logré.

- No estoy entendiendo. –volvió a preguntar la terapeuta--.

- Me acosté con Marlon, el muchacho que me estaba pretendiendo y me invito a salir y esta vez fue fuera de la cuidad y yo acepte para experimentar, encontrarme y descubrir.

- ¿Quieres decir que lo utilizaste?

- De cierta forma, sí. Sonará mal, pero la realidad que eso hice, aprovechando el gusto, la atracción que tengo hacia él, decidí una vez más a aventurarme a entregarme.

- ¿Y qué sentiste?

- La verdad en un comienzo estaba súper nerviosa, era mi primera vez, pero, sobre todo, que era la comodidad de mis senos, de mis curvas y de todo lo que las mujeres tenemos pudor en mostrar a simple viste y más si se trata de mí. Pero lo hice, me dejé llevar por sus besos y eso nos llevó a una conversación entre cuerpos y unas sombras que hacíamos en la alfombra que no dejamos contemplaciones para con nadie. Él ya estaba muy experimentado pero lo bueno fue que tuvo mucha paciencia, se había dado cuenta que yo era novata en ese asunto, pero me fue encaminando poco a poco hasta desprenderme de mi misma y de mi timidez y fue que me despojo suavemente de mis harapos masculinos y nos encontramos hasta venirme, un clímax que jamás había experimentado.

- Eso se llama sexo, Marcia. –sentenció la doctora—

- Me gustó mucho, ¿pero no sé si era por el muchacho de saber cómo hacerlo o mi entrega?

- El sexo es la soltura del cuerpo humano de un conjunto de fuerzas reprimidas que sueltan a un compás que ambas personas hacen que dancen a rienda suelta debajo o encima de las sabanas. Hay que darle un poco de crédito a la otra persona y a ti felicidades por haber avanzado un escalón más. Encontraste un estímulo para sentirte mujer y ahora falta que des anotar tus encantos de lo que la naturaleza te dio, pero poco a poco y a paso lento vamos seguras.

- Tengo miedo de enamorarme de ese momento, no sé si de Marlon o del sexo. Pero no quiero salir lastimada tan pronto. Solo sé que estoy tratando de dar lo mejor de mí y luchando por ser una persona, una mujer normal y no una traumada en llevar mis cosas para la infelicidad.

- No te preocupes querida Marcia, no te atormentes en pensar que es lo que sigue, obedece a tus instintos y solo ten cuidado con quien, y como lo consigues, no es del todo bueno experimentar para ganar experiencia, sino que saber hacer con ella. –aconsejó la terapeuta--.

- Tiene razón, y cada vez puedo confiar mucho en usted. No se lo he confiado a nadie; esta mañana quería hacerlo con mi mejor amiga o su hermana, pero no dieron pie a hacerlo y no me sentí ventilada, pensaba que si decirlo en la situación que se encontraba mi amiga podría sentir desvalorado mi experiencia y para mí fue muy importante. Ahora. ¿me podría decir que puedo hacer con el chico? Ósea como actuar.

- Tienes que hacerlo conforme tú te sientas cómoda, no hay un libreto para el post coito, solo ser tu misma y si quieres manifestarlo, estás en tu derecho de hablarlo y sino con forme pasa los días el entenderá que no estas preparada para asumir que alguien te vio desnuda y que tuvo sexo contigo. Ve despacio.

- Tiene razón, por el momento lo dejare en modo espera y luego me acercaré como quien no quiere la cosa para acercármele y si se repite el deseo estoy en lo justo de volver hacerlo, si él también quiere, no pretenderé ser una lanzada a capa y espada.

- Recuerda que nadie puede criticar ni juzgar tu decisión de lo que haces con tu cuerpo y tiempo y con quien, es solo de dos [de con quién te acuestes y tuyo].

- Gracias doctora, ya pasaré a visitarla la otra semana si es que no ocurre un nuevo acontecimiento antes.


Marcia salió convencida de que lo que había hecho estaba bien y si era para su encuentro y reconocimiento de su sexo, rol e identidad estaba más que satisfecha la ocasión y experiencia dada.



Luego de tres días sin cogerle el móvil a Marlon y evitarlo por unos días más, tenía el pavor de ahuyentarlo y no verle nunca más como lo había perdido a Patricio, no estaba muy confiable y buscaba en su mente unas palabras y ensayando las escribía en su nota de apuntes de su escritorio. En especie de entrevista como si lo tuviese en frente practicaba con el espejo vertical de más de un metro y medio que estaba pegado en su cuarto, comenzando por el saludo y el ademan de cómo reaccionar al encontrárselo por casualidad o por una búsqueda planificada. Ya empezaba a encontrar los gestos y la decisión de como envestirlo en la puerta de su casa un día muy cercano y hablar de lo pasado. No era perfecto responderle la llamada o el mensaje, pero de que estaba decidida a afrontarlo lo era.


Era viernes por la tarde, tirando para las siete menos cuarto, le tocó la puerta y salió directamente él, Marlon con unos harapos, un desaliño, pero, muy apetecible para fornicar nuevamente --así lo veía Marcia luego de que abriera la puerta--. Lo miró a los ojos y se bloqueó totalmente, él por su parte la recibió con un beso en la mejilla, ella por su parte empalideció. Todo lo practicado con su espejo se fue al tacho. El muchacho verdaderamente le gustaba y las imágenes de ese fin de semana se le acercaban una a una en su mente y sus cristales la delataban quedándose muda, sin responderle el saludo…


--Olav Al.--

Entradas recientes

Ver todo
EL PODER DE ACOSO SEXUAL - Parte II

¿Se trata de un halago para el hombre recibirlo? ¿Se trata de una ofensa para l mujer ser acosada? ¿El silencio para ambos sexos,...

 
 
 

Comments


© 2018 por Olav Alcántara. Creado coh Wix.com

bottom of page