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“6 en el 41”

Un reencuentro que daba oportunidad a vernos una vez más, pero esta vez fue estando fuera de las aulas...sin importar la bandera o frontera.


Una cita en un día determinado producto del amor y el compañerismo que empezó en Enero del 2012, pasando por las carpetas guindas y terminar en las azules de un nuevo aulario con otros amigos que ya no están dentro de esta aventura, de la verdadera amistad, es, cuando rendimos homenaje a lo que ella produce, una lindo y fraterno vinculo  que pese a las banderas y fronteras siempre se muestra tal y cual en  principio empezó, desde lo más cómico hasta lo más triste, --y es que la partida de amigos que desertaron por asuntos personales y otros que dejaron por una decisión que le fue muy difícil, el amor lo puede todo— pero que cuenta como parte de un principio hasta llegar a una reunión de los pocos compañeros que nunca olvidaríamos. 

Es este el día que hoy por hoy recordamos a los tantos que vimos, conocimos, ya sentados en una mesa, con el recuento de los pasos memorables que se dieron dentro de un campus de la facultad, las mil y una hazañas que cometimos,  la ayuda y colaboración como en las salidas nocturnas de fin de ciclo. Quien no recuerda dichos momentos luego de la carrera culminada...

Ahora nos vemos después de mucho tiempo entre algunos, y otros más constantes por la cercanía o el tiempo que nos permitimos dar, recordándonos y preguntándonos de nuestras nuevas experiencias, el trabajo y la estabilidad emocional y financiera de cada quien, como también empezar a programar nuestro próximo encuentro ya sea en Guayaquil, Lima o tal vez en España dentro de un futuro no tan lejano, quien sabe.

Vemos que la amistad está latente y la emoción se hace presente por saber todo de la otra persona en esa mesa, almorzando un buen plato de mariscos y bebiendo sanamente una jarra de limonada, es que nos vemos más cerca sin sentir una nostalgia por lo que no pudieron estar ese día 09 de abril del 2016, en San Borja exactamente en el embarcadero 41.

Me embarga la melancolía de volverlos a ver pero no sabiendo cuando, muchos viajaran otros regresaran a esta patria buena y rica como lo es Perú, otros simplemente el tiempo no los dejaba sueltos como a los que estuvieron ausentes por las mil y un razones, el hecho que nuestros corazones siempre se verán fraternizados por esa bella amistad que formamos en ese momento desde un debate en un curso de civismo, llamándole a Andrea la madre patria y ella tildándome de utópico extranjero, la sonrisa que formó en los demás fue fantástica y saludable, empezó la empatía a formarse cada vez más.

Esperando de todo corazón lleguen a culminar sus sueños y vivan su planificación de aquellos compañeros que no se puede mencionar por respeto a su integridad e identidad personal pero saben bien de quienes se trata. 

Gracias por la visita a Perú y por la reunión acompañada con el almuerzo, a todo esto le llamamos un feliz reencuentro…


-Olav A.-

 
 
 

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