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El misterioso hombre de papel

Cierto hombre abandonado y encontrado en las calles empapado, no hablaba, era autista o almenos eso parecia, tener un espectro, era mudo pero no sordo, no sabia de donde venía fue internado de inmediato...

Era una mañana, triste y sólida como la que abundan en la ciudad más gris de toda esta tierra, Londres, Inglaterra. Un hombre por el borde del río Támesis cerca al puente que cruza por el famoso reloj Gran benjamín, la rueda de “chicago” que acompaña los atractivos turísticos de la majestuosa ciudad cosmopolita para el imperio de los negocios; pareciera que estuviera describiendo a la ciudad de New york, pero no es así, ya que una de las fuerzas mayoristas de los negocios entrando por Europa occidental se encuentra Londres seguido de Barcelona y Berlín. Como preámbulo de esta situación pongo de antesala a la ciudad que da cabida a este teatro imaginario para los lectores.

Podría decirse que este escenario nos sirve para poder relativizar la historia de un hombre cual no tiene vida propia hasta que consigue recuperar la suya, frente a muchos motores y patrones se encuentra con su esencia y su verdadero origen, con ayuda de Thomas, persigue sus ideales hasta llegar a la soledad y despedirse lo que tanto llego a querer en su momento, dejando de lado las avenencias que podría desorientarlo a querer recuperar su propio yo y sus identidad.

Averiguar lo que suscita en el cuento en los momentos más resaltantes y se ponga de acuerdo con la propia historia hasta alcanzar a reconocerse como lector quien podría querer ser y cuál sería verdadera personalidad que le pudiera otorgar al misterioso hombre de papel.


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Érase una vez, una mañana lluviosa y grisácea como las que abunda en casi todo el año por Londres, cerca a un muro de concreto y de ladrillo de granito, se encuentra un hombre de terno azul y camisa blanca, zapatos impecables por la lluvia de color negro y una carpeta entre sus brazos cuidándolos del agua con su porta papelera de plástico en especie de folder, estaba tirado como aquel sobreviviente de un naufragio por el océano, con la respiración corta y lenta, empapado hasta la punta de los pies, inconsciente, oye una voz lejana que le grita: Señor! Despierte!, señor despierte por favor! Con un susto de aquellos para un adolescente de 13 años, le golpeó el pecho y le tocó la garganta buscando la yugular para darse cuenta si todavía estaba con vida, era cierto pero no tenía motivo para poder darle efecto de sobrevivencia, pero en ese momento no pudo gritar por ayuda porque no había nadie en las calles, siendo las 4.30 de la madrugada. Thomas que se dedicaba a los estudios y vivía en los suburbios de un barrio humilde al este de Londres, caminaba a esa hora para el reclamo de los periódicos que todas las mañanas hacía por ayuda económica de su familia que no tenían ciertos beneficios que un niño a su edad quisiera tener, fue cuando entonces decidió ir por ellos, su padre le esperaba en el kiosco pequeño que se encontraba cerca de un parque para las ventas de las mismas y entregárselas a sus clientes en cada casa, antes de ir al a escuela por la tarde, no podría imaginarse encontrarse a un hombre adulto tirado medio moribundo por la calle cerca de un río, se preguntaba cuál era el motivo de su posible deceso o si se había querido suicidar por algún problema particular que no le daba cabeza para pensar en esos instantes, todavía era muy temprano para ver salir a los hombres por las calles caminando con la única razón de no llegar tarde a sus labores de un día martes simple y corriente.

Thomas cogió de los brazos al hombre y tiró con todas sus fuerzas para las orillas más altas del rio, temiendo que vaya a ser arrastrado por la caudalosa corriente natural, comenzó a abrirle la boca y darle respiración, - lo había visto en las películas de salvatajes- no teniendo respuesta del hombre se dio por vencido, no podía declararlo muerto por que le vibraba las venas del pulso que tenía, solo que no despertaba, grito por ayuda, al final de la acera veía la silueta de un hombre que caminaba hacia él, pero se desvió en la esquina próxima y no alcanzo a oírlo, en ese entonces sus gritos por auxilio fueron retumbantes que el hombre empezó a darse vida propia, no parecía estar ahogado porque no exiliaba agua o liquido de cuando uno despierta de un shock por ahogamiento, pero si estaba adolorido, inconsciente por mucho tiempo, el caso que Thomas quería no haberlo visto, pero no podía ser indiferente con un humano que necesita ayuda, y él lo sabía muy bien.

El hombre despertó y comenzó a pararse muy suavemente, no pronunciaba ninguna palabra, y Thomas no creía que fuera conveniente hacerle una requisitoria policial en esos momentos, lo ayudó a levantarse del brazo, este temblando por el frio y la ropa empapada, decidió dejarse llevar a donde Thomas creía que fuera conveniente, todo indicaba que sería a una estación de policía pero no fue así, caminaron por que no tenían para el metro y mucho menos para bus típico que ocurre pasar por la ciudad, fueron por la salida de la avenida, no se encontraban tan al centro como muy alejado de donde se podía divisar el camino con la ayuda de luz pública, no se apagaban porque no daban la seis de la mañana, y para una ciudad gris y nebulosa a primeras horas parecía el empezar de las noches, continuaron caminando, él lo guiaba como aquel niño que lleva a su abuelo con ayuda de un bastón pero en este caso su brazo entrelazado con el suyo era más que suficiente, llegaron a la riel del tren y siguieron por camino largo y recto hasta llegar a su pequeña y humilde casita, donde su madre se encontraba junto a su hermano menor. Se sorprendió tanto que le dio un pequeño grito a Thomas por traer un extraño en casa, textualmente menciono a continuación: No sabes qué lio nos vas a meter por traer a un hombre que no lo conoces y mucho más que nos puede hacer daño! Por dios recapacita y hay que llamar a la policía hijo!. – No!, eso no mamá, todavía no se bien quién es él y es mejor esperar un poco para que el mismo se pueda marchar de casa, por ahora regalémosle una taza de té caliente y una cobija porque esta mojado completamente- a lo que respondió razonablemente.

Thomas se retiró fugazmente de su casa para recoger lo que le había encomendado su padre y no tardar más de lo que ya había logrado por ayuda a un hombre, fue a la distribuidora y entonces recogió los periódicos de todas las editoriales y lo más que pudo se marchó al kiosco de papa que lo estaba esperando con media hora de retraso, entregó sus periódicos y empezó a repartir a sus clientes dejándoles como de costumbre en la puertas de su casa y el resto papa lo vendía en su puesto. Con la voz agitada se despidió de él y empezaba su faena de la mañana.

Eran las 12 del mediodía, su día laboral parecía terminar para irse a casa, vestirse y marchar al colegio, cuando se dio la sorpresa que el hombre ya no se encontraba en casa, minutos antes su madre le había pedido que se retirara, Thomas se asustó muchísimo, y le pregunto a su madre: por qué le echaste de casa?, sabes cómo se llama?, o si entendía lo que estabas haciendo?, por favor mamá responde!.

- Thomas, solo le pedí que se vaya, se quedó inmovilizado, no sé si me entendió y menos me dirigió la palabra, vio mi rostro y al parecer entendía o se imaginaba que le estaba pidiendo, viro y se marchó por la puerta. Lo siento hijo.

- Hace cuanto se marchó? – le pregunto a su madre-

- Hará diez minutos o poco menos, hijo.

-

Thomas cogió la campera y se olvidó de ir al colegio, fue en busca de aquel hombre, caminó a toda prisa por el lugar donde lo había llevado a casa, cerca al final del riel del tren cruce peatonal divisó a un hombre de terno oscuro, rubio, de espaldas a paso lento, con la impotencia de no poder gritarlo porque no sabía cómo se llamaba, acelero su paso y le tocó la espalda diciéndole:

- No te vayas! No por favor!

- El hombre sólo le quedó mirando con ojos preocupantes sin responder, Thomas pensó en ese momento que era mudo o sordo pero después le comenzó hablar con señas (lenguaje mundial para dos personas pese a cualquier discapacidad excepto la invidente), se quedó con ello hasta averiguar más sobre su identidad.

- El hombre sólo le dio la mano en señal de querer seguirlo y recibir su ayuda.

- Thomas le sonrió y pese a los enfados que le traería su madre y su padre que aun sin saberlo quería hacer lo que fuera posible por tenerlo como un amigo, aquel amigo que soñó tener.

-

Caminaron juntos, hablándole con las manos, parecían mimos, el hombre de forma lenta y Thomas de una forma entusiasmada, una especie de querer enseñarle el mundo.

Se fueron rumbo al parque, no podía mostrarle algo por qué pensaría que lo tomase como un loco o lo que es peor que ya conociera y por su cálculo en la edad, le echaba unos 30 años, Thomas se fijó por que no soltaba su folder de plástico, hasta que se sentaron en una banquilla y empezó a preguntarle todo de él.

- Cómo te llamas?

- Entiendes mi idioma?

- El hombre se quedaba atónito o inmovilizado, como si no entendiese nada o no oyera lo que Thomas le estaba diciendo en esos instantes.

- Necesito saber de ti, para ayudarte? –le volvió a preguntar Thomas-

-

Había dejado de hablarle con las manos y solo lo hacía de forma verbal, y viceversa, pero el hombre no daba respuesta alguna, no tenía nada como poder sacarle información de su procedencia, le miro a los ojos, muy frontalmente y solo vio tristeza y nostalgia, quería poder ayudarlo pero era tarde para hacerlo, se imaginaba llevarlo a la policía para que buscaran a su familia pero eso conllevaría a problemas con la justicia para él y su familia, o intento de secuestro, se marchó ese pensamiento de su cabeza, luego trato de hacer que el hombre lo llevara a donde él quisiera pero no parecía hacer nada, Thomas lo tendría por unos días en casa después de hablar con su padre, fueron hacia el kiosco y comenzó la conversación.

Su padre, Ernest, de 51 años, de pelo rubio y mejillas pomulosas rojizas, un irlandés emigrante en épocas de la guerra civil, se conoció con su madre, Caroline, de unos 5 años menos que el, en un trabajo cerca al centro en la venta de flores, se enamoraron y se unieron a vivir y construir juntos una familia. Ernest, es un hombre muy trabajador de clase media baja, con poca familia en Londres, casi nada, quería ser periodista, pero por problemas políticos y de economía hicieron que se marchase de Irlanda, ahora tenía un puesto de periódicos con mucho esfuerzo para mantenerlo y sobrevivir con la unión de su familia, Caroline, ya no trabaja por que tiene que cuidar al bebé en casa y hacer los quehaceres de la casa mientras que Thomas y Ernest estaban en plena faena.

Llegaron de la mano como aquel hermano mayor que no pudo tener, su padre les miró de una forma muy extraña, más que sorprendido, mientras dejaba de arreglar su stand, le pregunto fijamente:

- Thomas quien es este señor y por qué lo traes de la mano?

- Papá, este hombre no sé quién es y no sabe quién es, al parecer lo encontré….

- Espérame que ya cierro el kiosco y nos vamos a casa, me vas a explicar por qué no has ido al colegio. Jovencito.

-

Se marcharon a los pocos minutos los tres a casa, en forma de escalera, por el tamaño del rubio hacia Thomas.

Llegaron a casa y Caroline, estaba sirviendo la mesa, en eso entra Ernest y dice: mujer coloca un plato más que tenemos invitados.

Caroline solo atina a obedecer y mirar con ojos de compasión y de amor a su hijo, que todo lo que se le había enseñado era la humildad, la ayuda a los más necesitados, todo lo había estado poniendo en práctica al parecer.

Ya sentados en la mesa los cuatro y el bebé en su silla para infantes, hablaron, el hombre solo quedaba mirándolos y con la boca en el cubierto que entraba los alimentos en su interior. La madre por su parte le contaba lo que había pasado en horas de la mañana, y le preguntó nuevamente a Thomas porque lo volvió a traer a casa. La determinación fue de Ernest, quien dijo platicarían todos, Thomas por su parte era el víctima de la obra que estaba cometiendo.

Al término de la comida, solo atinó a decir:

- Él es mi amigo, no sé cómo se llama ni sé si nos entiende el idioma que estamos hablando pero no me voy alejar de él, nunca tuve un amigo, y sé que es muy grande para serlo pero es como aquel muñeco que me compraste cuando era pequeño me gustaba mucho y no hablaba, pues este hombre es algo parecido solo que tiene vida y le voy a buscar una mientras estemos juntos, no me interesa quien es ni como se llama solo seremos felices haciendo las mismas cosas, papá.

- Ernest, no se lo podía creer que su hijo tuviera un amigo mucho más grande que él y que su imaginación era más ingenua que la de un propio niño de 5 años, solo atinó a contestarle que: En esta casa hay reglas y si quieres tenerlo hasta que se acuerde o de indicios de dónde y quién es él, será mejor que no te hagas ilusiones que durará para siempre, somos pobres y ayudamos a quienes nos necesitan, pero todo cuesta y debemos trabajar para que funcione.

- Sí papá, a lo que responde Thomas con una sonrisa en el rostro.

Pasaron los días, y ambos trabajaban en la repartición de periódicos, todas las funciones que Thomas hacía en el transcurso del día y el resto de la tarde ayudaba a Ernest en el kiosco, mientras Thomas se encontraba en el colegio.

Ernest sin quedarse quieto, trabajaba y le preguntaba cosas al hombre pero este no solía contestar, llegando a perder la paciencia muchas veces era solo ayuda humanitaria la que hacía con él, en nombre de su hijo. Pasando el día llegaban a casa cansados de toda una faena y decidió prestarle ropa para que se cambiase y se aseara, a lo que accedió el hombre, con temor a perder su terno y sus zapatos, Caroline, le dio un grado de confianza y seguridad para que no pensase ello.

El hombre tenía vida pero una que Thomas le había puesto y al parecer no tenía ninguna preocupación por no llevarla como la estaba haciendo.

Llegaba de la escuela y hacia todos sus quehaceres estudiantiles y dedicaba su resto del tiempo al hombre, no quiso colocarle todavía un nombre porque temiera que se vaya o se resintiera pero era necesario, solo le llamaba “TU”, y eso no era una especie de nombre y mucho menos un seudónimo para una persona con vida. Lo llamaría de ahora en adelante BENY, pero no le gusto por el rostro que lo demostraba, escogieron otro antes de ello le dio un papel para que escribiera algo, pero este no atino a hacer nada, tenía comportamientos extraños como un niño grande de un cerebro pequeñito. Retomaron el tema del nombre y pronuncio otro que decía PETER, tampoco le gusto por la entonación que daba el nombre. Estaba perdiendo las esperanzas de buscar uno, ya en el transcurso de los días aparecería alguno interesante. Fue lo que pensó.

Jugaron a “aprender”, Thomas sentía que debía de aprender algo más para comunicarse, estaba cansado de hablar con las manos, le mostraba tableros pequeños con objetos, cosas, animales y personas, para dialogar, los colores, le enseño algo de su idioma natal, y le escribía poco a poco en hojas de papel que rompía de su cuaderno, se entrenaba muy bien para darle mejor sentido a su muñeco de papel que tenía enfrente.

El hombre por su lado, daba respuesta de alegría por su rostro y su sonrisa, pero ni siquiera por accidente pronunciaba una palabra en cualquier idioma, ya empezaba a creer que era mudo más no sordo, porque si escuchaba bien más no sabía que entendiese.

Terminaron de jugar y empezaron a cenar, todos estaban en casa y teníamos que juntar leña para la chimenea, su padre les había advertido que será una noche demasiado friolenta. Era la hora de poner la mesa y orar como dios manda, antes de llevarse el bocado a la boca.

El tema de conversación de la mesa fue una vez más lo que había sucedido en el kiosco con el hombre sin nombre, y los días sosos como pesados de la faena.

Thomas en esos instantes se le ocurrió que si pudiera llevarlo al museo, a ambos, por su parte Ernest respondió con un rotundo NO. Thomas no quiso saber más porque sentía que pudiera castigarlo o lo que era peor, de responsabilizarlo a su padre en algo que no podían darse lujos por la economía actual que estaba pasando. Caroline desvió el tema con un: desean algo más de comer? – a lo que ambos en coro dijeron - No!.

Una especie de parodia coordinada, soltaron en la mesa y terminaron por pasar a un tema más divertido como las noticias de los juegos de fútbol y la estrepitosa caída de un jugador en forma de “Replay”. Rieron todos en medio de la sala de estar que había en su casita junto al televisor de blanco y negro, esperando la tasa de chocolate que Caroline preparaba.

Eran las horas altas que tenían que acostarse porque debían de levantarse temprano para la faena cotidiana, el frío adentraba en su pequeña casita de cartón y madera, la chimenea no daba mucho fuego por temor a un incendio, pero sí alejaba poco a poco el frio que entraba por las rendijas. Apagaron la luz y no despertaron hasta las 4 de la madrugada.

Thomas esperaba que el día fuera suave, pero en ese preciso instante se acercaba una imaginación de colocarle un nombre a su juguete con vida, y dejaría de llamarlo TÚ, pensaba que su conejo que lo acompañaba de toda la vida en su cama podría estar encarnado en el hombre que halló a orillas del rio. Pareciera una locura pero el nombre era muy particular que le tenía a su conejo, “Luke”, se lo propondría hoy por la noche en plena cena y ver qué pasaba si le gustaría o no al hombre.

Ernest y el hombre iban de la mano bien en las ventas de periódicos en el kiosco, varios clientes pensaron que Ernest tendría un hermano recién llegado de Irlanda, pero él desmintió tremenda pregunta en forma de comedia, ambos eran rubios pero Ernest es el típico irlandés mientras que el hombre tenía una apariencia de ser del norte de Inglaterra o hasta nórdico. Era una locura pensar que eran hermanos, luego imaginó que respuesta tendría si le hubieran hecho la misma pregunta en un tono más serio o la misma policía en época de inspección. Tendría problemas con la justicia por dar empleo a alguien que no tiene identificación y mucho menos tiene una afinidad o consanguinidad con el hombre. Ernest ya tenía un nuevo punto de conversación en la cena.

Caroline estaba dedicada a su casa al cuidado del bebé Frank, como el almuerzo y cena y el cuidado de sus flores en su pequeño jardín. Con los ánimos de siempre muy jubilosa y razonable, no pasaba noticia alguna en su vida cotidiana.

La hora de la cena llego, todos en casa y Ernest no estaba de aquellos ánimos por la preocupación de esta tarde, que al hombre no le fue muy de su incumbencia, y lo demostraba.

Todos en mesa, Thomas empezó con la oración previa y luego a cenar como dios mandaba. Terminado entrando a la sobremesa correspondiente, Ernest pide la palabra pero es interrumpido por su hijo, quien a viva voz dice que tiene un nombre para el hombre, se llamará Luke, La cara de preocupación en los padres y Caroline pregunta:

- se llamará igual que tu conejo?

- Si mama, espero que le guste a TU.

- Terminaste con tu idea Thomas? – pregunta su padre-

- Si padre, puedes tomar la palabra.

- Lo que estuve pensando hoy mientras venía a casa era la posibilidad que me voy a meter en un lío tremendo por contratar a una persona en el kiosco que no tiene papeles y mucho menos una identificación, lo que es peor que no tiene una familiaridad con nosotros. Me quitarían el puesto de periódicos.

- Papa, eso quiere decir que lo vamos a llevar a la policía para que averigüen su paradero de TU?

- Pero Ernest, eso como lo dedujiste? – pregunta Caroline-

- Hoy fue uno de mis clientes y me vio arreglando el kiosco con ayuda del hombre y me dijo en forma burlesca si era mi hermano de Irlanda quien estaba trabajando conmigo?, le respondí que no, no tenemos la misma apariencia y se marchó riéndose.

- Ernest, ten calma pensemos y vemos que solución le damos a todo esto, -lo que responde su esposa-

Todos se calmaron y empezaron a terminar de comer lo que quedaba de la cena, se levantaron y fueron al centro de la sala a tomar un té…

Thomas se sentía afligido por el comentario de su padre, pensaba que ya no vería nunca más al hombre, el amigo que había logrado tener pese a que no le hablara. El hombre por su parte dejaba entrever con su mirada profunda que era momento de marcharse, se leyeron mutuamente el pensamiento, pero no todo estaba resuelto.

Ernest no pudo dormir toda la noche, ya habiendo dialogado con su esposa, decidieron que era momento de llevarlo a un centro o a la estación de policía y se pudieran hacer cargo del hombre. Esperó a que Thomas hiciera sus quehaceres hasta llegar la tarde y marche a la escuela, mientras tanto preparo al hombre hablándole – así le entiéndase o no- que él no debería estar aquí con su familia, que lo sentía mucho pero era hora de llevarlo a un lugar responsable, despojado de su propia vida fue como se sintió el hombre, llevado por el viento en las palabras que Ernest le había pronunciado. Guardaron todo los periódicos en el kiosco y cerraron, llegaron a casa y Caroline le esperaba con una su terno azul y sus zapatos limpios, secos para vestirse y marcharse, atino a darle un beso en la frente en señal de sentimiento pero era lo mejor, pese a que le partirían el corazón a su hijo de no encontrarlo en casa a su regreso de la escuela.

Llegaron a la estación de policía, y Ernest sentía una punzada enorme en su pecho, metros cerca hallaron una turba de personas que hacían manifestación por un caso que ni comprendía de que trataba, el hombre estaba acongojado espalda de Ernest, con la cabeza caída y los ojos asustados sobresalidos retrocedió como señal de no querer entrar en dicha delegación, Ernest obedeció lo que silenciosamente el hombre le estaba guiando, se marcharon nuevamente a casa juntos tomados del brazo. Caroline se sorprendió al sonido de la puerta, era demasiado pronto para haber hecho lo que tenían en mente, fue en seguida abrir y era lo que menos se esperaba, su marido y el hombre nuevamente. A lo que pregunto:

- Por qué estás aquí con el hombre?

- Mujer sino lo deje no fue porque no tuviese agallas, había un tumulto de gente en situación de amparo hacia unas personas que tenían dentro de la estación, - respondió Ernest-

- Bien, ahora tenemos que hacerlo mañana a la misma hora. – asintió claramente Caroline-

Marcaban las 4 de la tarde, cogió el abrigo y se marcharon nuevamente a trabajar ambos, Caroline se quedaba a sus labores de ama de casa.

Thomas saliendo del colegio a la hora indicada, se encontró con un señor que vestía seriamente y con el bastón de apoyo por la edad que lo sucumbía, le entrego un volante de aquellos que reparten en las calles en señal comercial o anuncio de algún producto, pero esta vez su corazón pegó un disparo que la propia respiración no daba su curso por los conductos reconocidos por su cuerpo, era nada menos que la imagen de un hombre claramente joven y de apariencia muy desaliñada, con ropa de color oscura, la foto lo indicaba “SE BUSCA”, su razón no quería traicionarlo, fue velozmente a la tienda de su padre para mostrarle lo que le habían entregado, sin embargo el padre no parecía ya extrañarle nada y mucho menos que alguien viniera preguntando por el hombre que tienen en casa. Todo indicaba que era el hombre, excepto que no era rubio y no tenía una cicatriz cerca de su ojo derecho, TU, para conocimiento de Thomas era un rubio de apariencia extraña pero no desaliñada y menos con marcas en el rostro, el susto cogió de ambos que murmuraban a hurtadillas del hombre, ayudó a su padre a cerrar el kiosco y se marcharon a casa por el camino que daba a una alameda húmeda llena de árboles en las laterales sin rumbo por la neblina que azotaba en la ciudad.

- Hola madre cómo estuvo tu día hoy? -pregunto Thomas a Caroline-

- Bien, con muchos quehaceres, mirando con asombro a su marido.

- A lavarse las manos para cenar, a medio gritar ordenó el ama de casa a los demás.

Ya sentados, oraron como es de costumbre previamente, y empezaba la carrera de los alimentos, en ese instante Thomas fue invadido por la inocencia que lo caracteriza y le dice a su padre del volante que le entregó esta tarde sobre el hombre que buscan la policía, Caroline con los ojos estremecidos declara:

- De que está hablando Thomas? –pregunta a Ernest-

- Acaso ya están buscando al hombre que tenemos aquí en casa? Responde por favor que me tienes desconcertada, -vuelve a preguntarle en forma de reclamo-

- Amada mía, cálmate, el hombre que busca la policía y se refiere Thomas es otro diferente al que tenemos en aquí en la mesa, no te preocupes que el volante está en mi abrigo y te lo muestro en la recamara a solas, por favor es hora de terminar de cenar.

-

Al parecer todos menos el hombre quedaron desconcertados, Thomas por su lado solo quería terminar e irse a la terraza especie de mini huerto a ver las estrellas que habían salido acompañado de una media luna y de su único amigo, le empezó a contar y despabilarse de cualquier modo sin preocuparse que le entendiera el alumno, continuaba por abrirse a su cielo brillante sentados en una pequeña banqueta de un pedazo de tronco de árbol, hasta que la noche se hacía más clara…

La idea de Ernest y su esposa estaban en pie, se levantaron muy temprano a su cotidiana vida, ya en la tarde sin pensarlo dos veces, fue a dejar al hombre a la estación con la misma ropa que llego pero esta vez seco y limpio, habló con el comisario de turno a declarar por un hallazgo de este hombre que tenía en frente, no sabía quién era, gracias a la hospitalidad de su familia y por nobleza de su hijo mayor fue a parar a casa, dejaría para que se encargaran de su persona, cerro la declaración y se marchó.

La vida de Ernest continúo como siempre, al borde de la preocupación y el corazón agitado por su hazaña a espaldas de Thomas.

Llegando por la tarde al kiosco de su padre, Thomas le preguntó por el hombre, donde se encontraba, si estaría con su madre en casa ayudándola, pero la interrupción de su padre fue con la mirada desconcertada por la respuesta que no tendría para su hijo a semejante pregunta. Atino a decirle que se marchó para siempre y que buscarían a su familia…

Thomas quedo descorazonado, y molesto al pensar que sus padres no le querían por arrebatarle al único amigo que tenía, no quiso cenar con ellos y se retiró al pequeño huerto a mirar al cielo junto a sus estrellas fugaces. Caroline y Ernest dudaron por un momento de lo que hicieron esta tarde, pero era lo mejor para su hijo deslindarse de alguien a quien no conocía, con mucho más razón meterse en problemas con la justicia.

Pasaron los días, y todo marchaba de lo más sereno aparentemente, sin embargo por la hora de la tarde a la salida de la escuela, Thomas se encontró con un comunicado enorme sobre los familiares o alguien que reconocía a este hombre como su familia, Thomas se vio estremecido por la noticia y corrió al kiosco de su padre a informarle que habían encontrado a TU, -como él le llamaba-, era momento de ir por él, Ernest no tuvo nuevamente una respuesta para su hijo, solo lo abrazo y entre susurro le menciono que el mismo había entregado al hombre a la justicia para que buscaran a su familia.

La noticia le vino como un baldazo de agua fría al enterarse seguida de otra, la más dolorosa, pero conscientemente pensó que fue lo mejor que cada quien viviese con los suyos, llegaron a casa y ambos hablaron con Thomas, explicándoles….Era momento de que el río tome su propio curso.

Thomas quiso ir después a verle a la estación de policía a hurtadillas de sus padres, pero ya no se encontraba, fue llevado a un hospital psiquiátrico al sur de Londres, donde le podrían dar ayuda, asistencia médica y psicológica, eso fue lo que le dijeron los policías.

Thomas se vio desolado, a tal modo que no quería pensar en más cosas ni juguetes, la vida para él se había terminado, derrotado caminando a paso lento divagando se marchó a casa donde su madre no le esperaba por ser temprano para la salida del colegio.

El hombre fue internado en el sanatorio, le cambiaron la ropa, le dieron de comer y lo observaron los médicos especialistas, no progresaba en hablar, su respuesta era muda con la mirada perdida. Evaluaron para saber de dónde provenía, le dieron una hoja para que escribiese cualquier cosa o dibujara lo que se le antoja, pero no había logros de inmediato, ellos creían que era un autista o persona de unos 30 años con habilidades especiales, retardo mental moderado, no agresivo, pero solo atinaba a estar encerrado en el cuarto con su folder en manos que no soltaba ni en momentos de pequeñas crisis, solo quería estar solo aislado mirando la ventana que daba al campo inmenso de su habitación en medio del conjunto de árboles.

Las noticias se expandían por toda la ciudad para buscar a los familiares del hombre, hubo llamadas de muchos distintos puntos del país como del extranjero, indicando que le conocían y que era cierto personaje:

1. un ex convicto de la cárcel de Glasgow.

2. Un ex trabajador de un bar de parís, en el barrio de Brive.

3. Un checo amigo de un cantante de rock “THE POLIESTER”, es lo que aseguraban, pero en cuanto el vocalista de la banda de contacto con las autoridades para desmentir tal personaje, ya que él se encontraba en casa a lado de su esposa e hijos.

4. Cientos de llamadas pidiendo por él y otras dando razones falsas de su origen.

Los médicos, por su parte hacían lo indispensable para dar con el paradero de este hombre que fue llevado por la policía con una copia de la declaración de la familia que lo hospitalizo, nadie sabía de él.

Revisaron su terno y zapatos para ver alguna marca o etiqueta de dónde provenía la ropa y saber su naturalidad pero no daba con cada porque no había ningún indicio de ello, era un simple terno azul con zapatos negros y su folder lleno de partituras de música, es lo que ofrecía en él.

Pasaron tres meses y no había ningún progreso, era un huésped más en el palacio de las corrientes de aire color cristalino; una enfermera pasaba a su rutina de inspección y encontró un pedazo de papel en el piso de su habitación dibujaba un piano antiguo de cola, con un una bandera en forma de cruz, llamó la atención de la enfermera que dio unos gritos para llamar a sus compañeros, recogió el papel y encerraron nuevamente al hombre que se encontraba tirado sin movimiento alguno de violencia. Pasaron a analizar el dicho papel, pensaban que era de un país nórdico como Suecia o Finlandia, por la forma de lo que ellos creían una bandera, el piano le indicaba que era un músico o aficionado, esperaron a que se levantase y marcharon a la capilla del centro hospitalario, se sentó de forma cómoda y empezó a tocar el piano como si supiera correctamente la letra musical del “lago de los cisnes”, de un reconocido pianista, pasaron más de 20 minutos y no paraba de tocar, se quedó en silencio y comenzó a besar el lomo del piano como si fuera el único amigo que le daba confianza y seguridad.

Los médicos dieron parte a las autoridades de su hallazgo en cuanto a una pista y fueron proclamadas como una característica más de quien era el hombre por las emisoras.

Retiraron al hombre a su habitación sin pronunciar palabra alguna, hasta el día siguiente.

Los médicos en evaluaciones constantes, no sabían que hacer, si les entendían lo que hablaban o lo que hacían para que pudiera dar respuesta a los diferentes estímulos pero era imposible.

Una tarde del 19 de agosto, la enfermera que encontró el dibujo, le pregunto: hoy vas a hablar?, el silencio los embargaba a ambos hasta que el hombre hablo: si, hoy voy a hablar. La mujer quería desmayarse de tremendo logro convencido por la naturalidad de la pregunta, tuvieron una pequeña reunión y sentaron al hombre en la silla de pacientes en observación, empezó a decir:

- Yo, no sé cómo me llamo, me caí mientras caminaba por orillas del rio una tarde en esta ciudad, me di un golpe en la cabeza y perdí el conocimiento, sentía morir, perdí mi trabajo en Francia, y luego no recuerdo de dónde vengo ni cuál es mi familia, lo siento….

Los médicos pensaban que estaba mintiendo, porque recordaba solo una pequeña fracción de su vida en “perder el empleo en Francia”, pero psiquiátricamente la conciencia y la razón puedes perderla en un minuto a causa de golpes y parcialmente acordarse de unos pasajes de su vida, es normal. Dieron tiempo al tiempo e informaron de su avance en el centro psiquiátrico a las autoridades inglesas.

Los medios de comunicación informó en cuanto al hombre y su avance de la razón e indicios que hablaba estaba plasmado en el informe médico, las cadenas televisoras no se dieron a tardar hasta que llegó a medio mundo sobre su caso, el caso del hombre desconocido, llegando a recibir los días pasados una llamada desde la ciudad de Hannover, Alemania, que era el padre de la “criatura”, y que tenía evidencias que fijaban su declaración, llegaría lo más pronto a Londres hasta su localización para hablar con quién debía y llevarlo a casa.

El padre era Oskar Shefferman, un campesino dedicado a las hortalizas y el sembrado de vegetales junto a su esposa (Hanssel) e hijos (Igor e Huddo), decía que Oleguer, -es así como se llama el hombre desconocido-, sufría de altas depresiones y se marchó de casa hacía un año en busca de su mejoría laboral en Bélgica, luego perdió rastro de su hijo hasta el día que le llega la noticia por la televisión y reconocerían su fotografía, no pensaron por ningún instante que estaría pasando por ello. La policía colaboró con el desplazamiento del padre hasta verlo en el sanatorio, lo reconoció enseguida presentando fotos y demás confirmando ser la familia de Oleguer, esperaron unos días para su mejoría, por ende él puso de su parte para hablar y tratarse hasta verse bien e irse a casa en Alemania.

Una vez ya mejor, deseó por última vez ir a despedirse de la familia que lo hospedó, con la buena voluntad que ellos tenían y la humildad que los caracterizaba, encontró primero al sr. Ernest, lo abrazó y le dio las gracias presentándole a su padre, por su parte Ernest sonrió al enterarse por la televisión que el hombre había encontrado a su familia, pasaron a cerrar el kiosco par a marchar a casa y despedirse de Caroline, Thomas no se hallaba en casa por estar en el colegio. Esperaron un par de horas mientras bebían un poco de té, Oleguer, se sentía raro por tener una vida diferente a la que había conseguido con Thomas, en ese entonces tocaron la puerta y Thomas vio desde el pasillo de su casa a TU, lo abrazó fuerte y entonces un señor rubio igual a su amigo de papel, se presentó y decidieron estar a solas por un momento.

- Ahora sé quién soy, pero agradezco infinitamente la vida que me diste, la nueva vida, nunca lo olvidare, perdóname por no hablar ni darte señal de entenderte, pero si lo hacía jamás me tratarías como a ti mismo, verías un abismo en la edad y físico, y no quería salir de ese mundo nuevo que imaginaste para mí, gracias por ser mi amigo, pero es hora de marcharme Thomas.

- No tengo porqué disculparte, ya sé que me entiendes y hablas mi idioma, solo espero que nunca me olvides, porque la amistad no tiene bandera ni frontera y más cuando ambos entramos en el mismo mundo sin juzgarnos ni fijarnos en las cosas materiales que tenemos, fui feliz por tener un amigo y esa esencia jamás quisiera que se borre de mi mente.

Se abrazaron mutuamente y volvieron a la sala, ya listos para marcharse – Oleguer y su padre- Thomas preparado para cerrar la puerta de su casa con lágrimas en los ojos pero con la satisfacción de que encontró el amigo de papel a su familia y sus orígenes…

Fin.


-Olav A.-

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