EL INMIGRANTE
- Olav Alcántara
- 20 may 2021
- 5 Min. de lectura
Ser inmigrante no es ser un cosmopolita, es ser un caminante por el mundo para encontrar tu lugar en él. (Olek A.)

No voy a hablar de cómo es emigrar, migrar o ser un inmigrante, mucho menos ser extranjero o residente, en todo caso, hablaré en este escrito lo que es ser un refugiado o desplazamiento forzado obligado por diferentes circunstancias que en resumidas cuentas es dirigido hacia un lugar para tener una vida digna.
Muy independientemente de que haya sido un polizonte, nómada o lo que fuere; persona que ha dejado su país de origen o nacimiento para irse a otra nación y tener una vida mejor y luego tener que verse obligado por una superación profesional y su búsqueda en el mundo a trasladarse a otro país para encontrarla y ejercerla, se ve inmerso a poder hablar un ápice de lo que se siente y lo que pasamos las personas que tenemos que convertirnos en inmigrantes hasta dar con el destino correcto y llegar a realizarse como humano en este mundo atravesando obstáculos de diferente índole: papeles, residencias, permisos, contratos, favores, familia-hospedaje, entre otros cosas que por el momento no terminan de venirse a mi memoria.
Muchas veces pensamos que irnos es la mejor solución, pero no siempre es así, no solo cruzamos fronteras, mares u océanos sino también hábitos, socialismo, culturas, familias y muchos amigos. Sin embargo, hay también quienes se quedan para luchar y no darse por vencidos o tan solo por el mismo miedo de no controlar el futuro o salirse de su área de confort. Hay personas que se han ido para una mejoría y les ha ido bien y otras no tan bien, como por supuesto las barreras idiomáticas que siempre están en mitad de un pasaporte y visa.
A veces tenemos que irnos para saber que tenemos que quedarnos, en otras ocasiones nos vamos para no seguir sufriendo lo que padecemos (conflictos, amenazas, terrorismo, esclavitud, guerrillas, corrupción, etc.) dependiendo en que nación nos encontremos. Buscando un futuro para nosotros y regresar por los demás que se quedaron y hacer una cadena de no solo favores, sino de generación cumpliendo con las reglas del país que nos recibe sin alterarlos y menos haciendo un desorden o caos en las personas que nos reciben.
No hace mucho tuve una mala experiencia de emigrar, (una vez más). De pasar la el obstáculo: “al tercer día, todo apesta”, nos dan la bienvenida entrando por la parte legal a una nación, haciendo las cosas bien, pero la envidia siempre genera caos en una familia-hospedaje, tal es así que terminas por marcharte ya que tus peores enemigos son aquellos que te dieron en un principio la mano. Mano que luego te van soltando para que te defiendas solo, pero no del mundo exterior sino de los que conviven contigo.
Hay muchos pasajes en esta vida que te hacen inmigrante, rodar por el mundo por diferentes circunstancias como ya las mencioné, algunos por guerras entre naciones, otros por pobreza extrema, algunos por dictaduras o países comunistas que no te dan opción a salirte y encontrar tu nuevo país para llevarte a los tuyos y salir de es mal que se convierte en un virus que tiene la pus o materia y no sana por el bien de tu pueblo. Te empoderas a tal punto que no te importa nada que solo llenar tus arcas para beneficio propio y haciendo y deshaciendo lo que se te la gana de una república que fue muy bien vista y ahora da pena mencionarla por no decir vergüenza de lo que se ha convertido. No solo padecemos los occidentales, sino los orientales y medio orientales como los europeos en su minoría, pero lo pasan.
Encontrar fronteras que nos acepten, o personas que nos miren de la misma manera que a sus ciudadanos es pedir mucho pese a las diferentes organizaciones que existen como la ACNUR, OIM, entre otras que tratan de velar por nuestro paradero, recorrido y destino. Destino que hoy por hoy no solo son barreras de concretos, sino culturas de personas que no aceptan modificaciones en su raza, religión, o socialismo. Es complicado migrar y mucho más ir a la deriva, pero en algún momento tendremos un destino sea o no bien recibido. Migrar es un derecho humano, porque somos ciudadanos del mundo. Cumpliendo las reglas establecidas del juego se puede hacer patria con disciplina e inclusión.
Hace unos días vi un documental “Nacido en Siria”, donde se dibuja lo terrible que es vivir en un país hermoso, pero con lluvias de misiles, obligado a marcharte de un país que es tuyo, pero no puedes hacer nada sino morir. Miles de pasajes de vivencias de niños y adultos hasta ancianos que parten de su país para irse en pateras y cruzar el mar o caminar en dirección a alguna nación que pueda abrir sus fronteras y dejarlos entrar y no verlos como un virus esparciéndose por el mundo occidental, pensando que se convertirían en yihadistas o Daesk o ISIS; solo quieren una vida digna y terminar por morir con amor y rodeados de los que los quieren y no por una bomba. Siria se ha convertido en “la ciudad de escombros” como suelo llamarla, una ciudad fantasma que no tiene alma, que le arrebataron sus humanos para convertirlas solo en tanques, armamentos y radicalistas que profesan una falsa religión basada en el Corán, o lo que es peor, fanáticos o anti Bashar Al Assad…
Citaré textualmente lo que dedicó un niño sirio a su nación: …Voy a recitar un poema que he escrito sobre mi país, Siria.
“Siria, país del amor,
Siria, país de felicidad.
Donde los sentimientos
Son de alegría.
Cuánto deseo que los sonidos
Lleguen al cielo de mi país.
Ojalá sean sonidos de alegría.
Pero son sonidos de armas.
Cuánto deseo escuchar
El sonido de niños felices.
Pero te quedaste sin alegría.
Cuánto deseo jugar por tus calles.
Pero veo que todo está destruido.
Cuánto deseo, deseo y deseo.
Y los deseos no paran.
Cuánto deseo que vuelva Siria
A ser noble y su bandera digna”.
Por: Mohammed (13 años)
Otro niño del mismo campamento de refugiados sirios:
“Al principio pensaba que
el problema solo era cruzar el mar. Pero ahora qui me doy cuenta de que el problema es mayor”. (Marwan 12 años).
Ser inmigrante no es ser un cosmopolita, es ser un caminante por el mundo para encontrar tu lugar en él. (Olek A.)
Y de forma conclusiva; termino diciendo que ser refugiado no es mendigar un pan o un techo, es buscar tu paz y salvar tu vida de la que dejaste.
“Las fronteras son lo peor que han inventado los políticos. Las fronteras ya no deben ser medios de separación sino de puentes”. Jean-Claude Junker (presidente de la Comisión Europea).


--Olav Al.--
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